![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxmCqP0GFwi499p9psukD0U_9ueTrpNNDhHtwzuHD-jm6bA-vMOxqNYCQyiDDqsBRvNMNYGaaPnuFDcDkWfyzDaMUbCSC2OqFYBAlyq50JF1pokwGhan1jySqZj71kbjidpShPjp2dLP-P/s320/colgadito.jpg)
Qué raro como me siento ahora. A diferencia de mi amiga-colega madrastra, el mensaje dejado por esta "hijastra" me dejó muda. Rara. Quizás porque al ser mujer me imaginé a mi propia "hijastra" hablando de su papá, de su sentimiento de abandono y del dolor horrible que puede causar que hablen mal de su madre. Es verdad, aunque nosotras jamás le hemos dicho (y espero que nunca lo hagamos) una palabra mala de su madre, nos hemos tragado todo lo que sentimos al respecto, incluso al padre, con nuestros maridos tampoco podemos ser lo sinceras que somos en éste, nuestro espacio de desahogo. Por eso quizás para el resto, quienes no están en nuestro pellejo, leernos puede ser algo super fuerte, lo entiendo. Pero a la vez me encanta sentir que sí hay otras madrastras que viven - o mejor dicho, sienten -exactamente lo mismo que nosotras. Porque claro, una cosa es reírse entre nosotras, pero otra bien distinta es morderse la lengua diariamente y tratar de no pensar tanto...
Estos niños de los que nosotras hablamos realmente necesitan mucho cariño. Por eso me quedo pensando en nuestra amiga que nos dejó super claro el punto de vista de una hija. Es crudo, porque uno se lo imagina pero duele escucharlo.
Estoy convencida que nosotras nunca hemos buscado hacerle daño a sus hijos, jamás. Por eso el nombre de "madrastra" con la connotación negativa que lamentablemente tiene, nos queda grande.
He sido bien buena y bien mala también. Lo reconozco. Pero les juro que no es fácil. Al contrario, es tremendamente difícil. Y ojalá a nosotros nos hubiera tocado una "ex" o una situación normal, con visitas semana por medio, con trabajos e ingresos más o menos similares. ¡Pero no!
Al leer este blog nunca pierdan de vista que nos enfrentamos a dos madres terribles, despreocupadas en distintos aspectos. Cero cariñosas, cero afectivas. Dos mujeres que no se han preocupado de sus hijos tanto como de hacernos la vida imposible a nosotras, con demanda incluida (en mi caso) o quitando la custodia al padre (el caso de mi amiga). Entonces no piensen que nos quejamos porque sí. Por pelear. Por tener algo que contar. Noooooooo. Qué ganas de habernos enamorado de otro hombre, sin cargas, sin mochilas, sin tener que preocuparnos de una personita que obviamente no es tu carga. Pero nosotros elegimos estar con ellos. Elegimos hacernos cargo de ellos. Elegimos quererlos. Y ese es un acto de amor que estoy segura que algún día verán como tal (ni siquiera digo "agradecerán").
Pero por todos esos sacrificio (porque tampoco somos Sor Teresa ni mucho menos, somos mujeres de carne y hueso que sufren, tienen celos, nos da rabia, lloramos y reimos) creo que nos ganamos un espacio para escribir, para desahogarnos, para aprender del resto y compartir experiencias. En definitiva, para acompañarnos.
Y tal como dijo me amiga, te pido que nos sigas escribiendo "con altura de miras", te agradecería mucho que nos orientaras y nos dieras tu opinión. Pero por favor, con mucho respeto y con el mismo cariño que te invitamos a participar, porque tal como a ti te duele leer algunas cosas, a nosotros también las críticas que aveces sentimos injustas, porque obviamente no nos conoces. Entonces, conozcámonos a través de este blog. La invitación está abierta.
Cariños a todos,
La colgadita... (madrastra de la niña)